GRECIA
Entrevista a Antonis Davanellos
Grecia, la crisis actual

agosto-septiembre de 2011

ANTONIS DAVANELLOS es periodista, sindicalista y uno de los animadores de la Izquierda Obrera Internacionalista (DEA).

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¿CUÁLES SON los elementos esenciales de la situación socio-política griega desde mayo de 2011?

MÁS ALLÁ de las luchas que hemos vivido, la situación actual en Grecia está determinada por dos elementos nuevos.

En primer lugar desde hace prácticamente un mes las plazas de las principales ciudades están ocupas por un número considerable de gente. El lema central de estas ocupaciones es: "¡No vamos a desalojar las plazas, desalojad el gobierno!". En ellas se cuestiona la alianza entre el gobierno del PASOK (Movimiento socialista panhelénico) y la troika (es decir el FMI, el Banco Central Europeo y las instituciones ejecutivas de la Unión Europea), lo que supone un paso adelante en la conciencia política general.

Desde el 25 de mayo de 2011, en la plaza Sintagma (plaza de la Constitución) ha fraguado una nueva dimensión del movimiento de resistencia inspirado en el movimiento de los "Indignados" en el Estado español. La composición de las y los ocupantes y manifestantes ha cambiado a lo largo de las semanas. Al principio, la composición era mayoritariamente de jóvenes y de gente que no participaba habitualmente en las manifestaciones convocadas por los sindicatos o los partidos políticos de izquierda. Estos sectores se activaron y movilizaron por estar brutalmente golpeados por las medidas de regresión social. Se trataba de gente que no llegaba a poder pagar el alquiler o a hacer frente al crédito hipotecario; gente que tenía dificultades para acceder a la asistencia sanitaria o que no llegaba a final de mes con su pensión. Protestaban contra el gobierno y sus políticas.

Después se fue incrementando la presencia de trabajadores y trabajadoras organizados en algún sindicato o en partidos políticos de izquierda. Contrariamente a lo que algunos observadores han afirmado, la gran mayoría de la izquierda radical --como nosotros, los miembros de la Izquierda Obrera Internacionalista (DEA)-- estuvimos presentes desde el principio en este movimiento. Y en él hemos defendido, con la mejor de nuestras pedagogías, una idea central: la fuerza de este movimiento se multiplicará si se alía con los trabajadores y trabajadoras del movimiento obrero organizado y, en particular, con aquellos que luchan, ocupan fábricas y hacen huelgas.

Se trata de una cuestión capital, porque el nuevo programa del gobierno --según las condiciones impuestas por la troika y aceptadas-- conlleva la privatización de numerosos sectores, con efectos directos sobre las y los usuarios, y va a ser contestado por los asalariados y asalariadas. En cierta medida, es lo que ya está ocurriendo en el sector de la electricidad y los transportes. Existe un elemento objetivo y subjetivo que favorece la confluencia de los distintos sectores de resistencia. Confluencia que puede reforzarse a partir de septiembre cuando se acentuará el programa de privatizaciones. Hay que tener en cuenta que el tema de las privatizaciones afectará a la producción y distribución de electricidad, las telecomunicaciones, la distribución de agua y los transportes. No es difícil imaginar las consecuencias que puede tener la privatización de la distribución de agua sobre sectores enteros de una población como la de Atenas, con más de 4 millones de habitantes.

En segundo lugar, los dos principales sindicatos --GSEE, del sector privado y ADEDY, del sector público-- llamaron a dos días de huelga consecutivos: el 28 y 29 de junio de 2011. Una iniciativa que, práctica y simbólicamente, representó un importante paso adelante en el proceso de movilizaciones iniciado un mes antes. Con ello, se producía cierta ruptura con la práctica anterior, dictada por los aparatos sindicales, de convocatorias de huelgas de 24 h seguidas de amplios períodos de relativa desmovilización.
Durante estos dos días de huelga se ha confirmado la alianza por abajo entre los sectores que ocupan la plaza y el movimiento huelguístico, y la fuerza de esta convergencia. Y, a su manera, la extraordinaria brutalidad de la represión policial ha confirmado esta apreciación por arriba.

En Grecia, la intervención policial, los gases lacrimógenos, etc., durante las manifestaciones resulta habitual. Pero lo que hemos conocido el 28 y 29 de junio va más allá. Esa brutalidad policial no tiene precedentes. Tengo una experiencia de treinta años en este tipo de enfrentamientos con las fuerzas del orden y jamás he conocido algo parecido. En Atenas la policía ha arrojados miles de granadas lacrimógenas. No granadas lacrimógenas habituales, sino granadas de gas de tipo militar. El Estado griego las compró al Estado de Israel. Sin embargo, la resistencia tenaz de los militantes y de la gente normal ha sido excepcional. Eso expresa la profunda ira popular contra la regresión social y contra la expropiación de la capacidad de decisión del pueblo sobre el porvenir del país por parte de las instancias internacionales (la troika) en alianza con el gobierno.

Tras los dos días de movilización y de represión, existe una convicción muy extendida entre la población de que hay que hacer caer el gobierno. Se trata de un punto de inflexión política que, probablemente, continuará y se confirmará en los meses que vienen.

¿FAVORECERÁ AL gobierno el período estival?

EN GRECIA existe la tradición de "suspender" las movilizaciones y las acciones de resistencia durante el verano, pero eso ya no volverá a pasar. En los hospitales, por ejemplo, hay luchas que continuarán durante el período estival. Lo mismo en muchas empresas del sector público, en el que se esperan muchas luchas y movilizaciones. Así pues existirá una continuidad entre junio y septiembre, cuya importancia política no se puede subestimar.

En esta perspectiva, septiembre se perfila como el mes de la movilización contra las privatizaciones, de reforzamiento de la convergencia con el movimiento que ocupa las plazas y, seguramente, de la reactivación del movimiento estudiantil. De hecho, el proyecto gubernamental en el ámbito de la enseñanza superior está claro. La reducción drástica del presupuesto para la enseñanza superior tiene como objetivo la creación de un sistema a dos velocidades: una universidad pública de baja calidad y una universidad privada de calidad, cara y marcada por una fuerte selección social. Frente a esta política, está cantada la reacción de amplias capas de estudiantes y profesores.

Así pues, en septiembre, el gobierno se va a ver confrontado a huelgas, movilizaciones populares --bajo formas similares a la ocupación de la plaza Sintagma pero que pueden modificarse-- y a una amplia movilización de la juventud estudiantil.

Hay un hecho nuevo que se confirma a través de diversas encuestas de opinión. Se trata del rápido declive del gobierno del PASOK: no logra más allá del 20% en la intención de voto. A su vez, el partido de la derecha tradicional, la Nueva Democracia --que formalmente está en la oposición-- logra un apoyo del 30%. Es decir, desde el punto de vista del funcionamiento parlamentario, ninguno de los dos grandes partidos burgueses lograría un gobierno estable. Las mismas encuestas de opinión, que no dejan de multiplicarse, constatan que la izquierda alcanza cerca del 25% de los votos. En esta izquierda yo incluyo al KKE con el 12% de intención de voto, la coalición de diversas organizaciones agrupadas en Syriza con el 9%, los Verdes con un 3% y Antarsya, entre el 1 y el 2%.

Por lo tanto, estamos ante una desestabilización del escenario político tradicional. Es el fruto del movimiento de resistencia social en distintos ámbitos. Los próximos meses van a ser, por tanto, críticos. Nadie conoce cuáles serán los resultados de esta confrontación socio-política entre las clases. Los resultados se escriben en la calle, por decirlo de alguna manera.

SEÑALAS LA repercusión del incremento de las movilizaciones sobre los partidos políticos dominantes, pero ¿qué ocurre a nivel sindical?

A NIVEL sindical, este período de luchas comienza a tener repercusiones significativas. De entrada, las direcciones tradicionales de GSEE y de ADEY, agrupadas tradicionalmente en torno al PASOK, comienzan a distanciarse del mismo bajo la presión activa de sus bases.

Así, significativos dirigentes de la Federación de Trabajadores de la electricidad, han declarado que no tienen nada que ver con el PASOK. Otros, lo abandonan. No es el único ejemplo. Tenemos constancia que el mismo proceso se está produciendo en el sindicatos de trabajadores y trabajadoras municipales, en el sector de la sanidad (médicos, enfermeros y enfermeras, personal del sector hospitalario), etc.

Parece poco probable que en la coyuntura actual la dirección y el aparato del PASOK puedan recuperar y controlar --como en épocas pasadas-- las importantes fracciones críticas de las federaciones sindicales. Además, en muchos centros de trabajo las luchas y resistencias que desarrollan los trabajadores y trabajadoras son impulsadas por militantes de izquierda. Y estas iniciativas, en cierto modo autónomas, adquieren una dimensión que nunca antes habían logrado. Esto indica que hay una mayor conciencia sobre los retos y el contenido de la confrontación de clases que representan los planes de austeridad y su aplicación en todos los sectores sociales. Más allá de la radicalización de las acciones y de las reivindicaciones es importante señalar la puesta en pie de prácticas democráticas en la organización de las acciones de resistencia, en la ocupación del espacio público y en los primeros pasos para la construcción de un discurso político alternativo, que abarca a fracciones enteras de la clase obrera.

Sin embargo, el problema de la división del movimiento obrero sigue presente. El KKE (Partido Comunista de Grecia) dispone de una organización independiente que se parece a un sindicato, el PAME (Frente Militante de los Trabajadores). Pero es difícil saber si es un sindicato o una organización de masas que actúa como prolongación del KKE, porque PAME no convoca huelgas, tal y como lo hacen el GSEE y ADEDY, y sus miembros están afiliados a estas centrales sindicales. Pero esta división ha pesado y pesa en el movimiento.

No obstante, en diversos sectores se constata cierto cambio: en la práctica se está consolidando la tendencia de los miembros del PAME a actuar en común con los sindicalistas vinculados a la izquierda radical o sindicalistas clasistas independientes. Pero el KKE mantiene una actitud sectaria ante el resto de los componentes de la izquierda. Combina declaraciones maximalistas con una orientación que tiene como eje central: "pensad bien, votad por nosotros".

El KKE es una organización fuerte que, sin embargo, no utiliza suficientemente su capacidad organizativa para impulsar el movimiento social, aunque se hayan dado movimientos de convergencia en las luchas de resistencia. Por ejemplo, el 28 y 29 de junio el cortejo del PAME se dirigió a la plaza Sintagma pero luego abandonó el lugar para reagruparse en otro sitio. Y eso en el momento en que la confrontación, vinculada a una represión policial brutal, marcaba un punto de inflexión excepcional en el centro de Atenas.

A pesar de ello, actualmente el KKE no puede continuar denunciando de "provocadoras" a las fuerza de izquierda, como lo hacía hasta hace poco. Hay que tener en cuenta que el PSOK desarrolla una campaña mediática sistemática contra la izquierda radical, en particular contra Syriza, dando a entender que la cólera popular contra los electos del PASOK, en forma de ataques físicos, estaría estimulada por ella. Es cierto que algunos de ellos han recibido algún tarro de yogourt, pero es fruto de la cólera popular y no de iniciativas planificadas por partidos u organizaciones pertenecientes a esta coalición.

Por último, entre los cambios actuales es necesario señalar una colaboración más estrecha entre los miembros de Syriza y los de la coalición Antarsya a resultas de que los militantes de ambas coaliciones trabajan juntos de manera regular en las diversas expresiones organizadas del movimiento de resistencia. Un proceso que también se da en las iniciativas de base en el seno de los sindicatos. Esto hace que los debates políticos en el seno de las coaliciones sean también más interesantes. Algo necesario ante los cambios que se anuncian.

Este artículo fue traducido y fue publicado per primera vez por Viento Sur.

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