Bush fracasa otra vez en su acoso de América Latina

Por Lee Sustar | 23 de enero de 2004 | página 3

WASHINGTON HA tomado la ofensiva en América Latina en todos los frentes--político, económico y militar. Pero la resistencia popular contra la política de "libre comercio"--conocida como el neoliberalismo--todavía esta en auge en Latinoamérica.

El ejemplo más reciente: la cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Monterrey, México. La cumbre--una reunión de los líderes de los 34 países de las Américas, excluyendo a Cuba--fue diseñada para discutir los problemas de desarrollo económico y social.

Pero George W. Bush llegó con otra meta--impulsar las negociaciones por el libre comercio en las Américas. Sin embargo, no tuvo éxito--por tercera vez en cinco meses.

En septiembre de 2003, las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en México también, fracasaron cuando EE.UU. y la Unión Europea se opusieron a eliminar sus propios subsidios agrícolas, pero exigieron completa libertad para las inversiones de las grandes empresas transnacionales en América Latina y otros países en desarollo. Brasil, junto a India y China, bloquearon las negociaciones.

Anteriormente en Miami, en la cumbre de la Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), Brasil fue el actor principal en la campaña para forzar a Washington a retroceder y aceptar un "ALCA Liviano". Allí, frente a una severa represión policíaca, marcharon contra el ALCA unos 25,000 sindicalistas y activistas del movimiento por la justicia global. Asistieron líderes importantes de América Latina a estas protestas, como el sindicalista boliviano Oscar Olivera y Blanca Chancoso, una líder del movimiento indígena en Ecuador.

La oposición por parte de los gobernantes--principalmente por los presidentes Luís Inácio da Silva (Lula) de Brasil, Néstor Kirchner de Argentina y Hugo Chávez de Venezuela--fue un reflejo de la presión popular de los movimientos sociales y los sindicatos. Y la rebelión masiva que derrocó al ex-presidente Gonzalo Sánchez de Lozada de Bolivia en octubre de 2003 fue solamente el ejemplo más reciente del derrocamiento de líderes suramericanos como resultado de huelgas y protestas enormes en los últimos años--incluyendo a Perú, Argentina, y Ecuador (dos veces).

Lula y los otros gobernantes se oponen a la política de Washington no solamente por la presión desde abajo, sino también como forma de adelantar las aspiraciones de la clase capitalista de sus propios países. En el caso de Lula, el primer presidente del Partido de Trabajadores (PT), él ha atacado las pensiones y ha mantenido las tasas de interés altas para que satisfacer a los banqueros.

La oposicíon de Lula al ALCA es condicional, pues él es respaldado por las empresas exportadoras brasileñas de aviones, acero y productos agrícolas. Estas empresas quieren un ALCA diferente--pero sí están de acuerdo con la necesidad de atacar los salarios y los beneficios de los obreros, los campesinos y los pobres.

Washington continuará tratando de imponer su programa--sea usando la fuerza militar, como en Colombia, o firmando acuerdos de libre comercio. Es solo a través de la lucha--que ahora va en aumento--que podremos detener al ALCA y al programa de Bush.

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